Ficción
Advertencia: se ha determinado que pasar mucho tiempo en esta área provoca adicción. Tome sus previsiones.
Cicatrices, un adelanto de la novela de Alicia Chávez
Cicatrices: «Alex me besó y me tocó toda, por dentro y por fuera. Sabía que esto te iba a gustar, Ana Helena. Era el único que me llamaba por mis dos nombres, como si al hacerlo dejara claro que poseía más de mí que otros. Luego nos emborrachamos en la puerta del mausoleo mientras caía la noche».
Pelícanos
Los pelícanos raquíticos se dejaban caer de manera perpendicular. No cazaban nada y su terrible historia tenía que empezar, otra vez.
Ella reanudó la imagen que me tuvo hipnotizado. Frente a nosotros aparecieron tres personas que seguían viendo al mar (ya no eran cuatro). El buque pulía el horizonte.
No se me ocurrió preguntar
Por lo tanto, lo mantenía en secreto con sigilosa discreción. Me daba la impresión de que los demás niños, mi hermano, mis primos, mis amigos, no experimentaban una sensación similar.
¿Cómo se sentiría Ricardo? No parecía tan indispuesto como yo.
Quizás, se sentía igual o peor. Quizás, como yo, prefería disimular. No se me ocurrió preguntar.
La colmena de amor y letras
—Te vi salir de ese edificio al cruzar –se sonrojó.
—Así es. Estuve ahí –dije apenado.
—¿Ahí queda la Colmena o algo así?
Josefina
Josefina era una niña, tenía apenas 16 años. Flaca y esmirriada con los ojos grandes y ojerosos, cabello cenizo y largo, siempre usaba vestidos rojos. Aún no había terminado de desarrollarse cuando viniendo del colegio, un día que Carmen no pudo ir por ella, encontró la desgracia.
El difunto entre las piernas
La viuda arrastró su cuerpo hasta la habitación abrazando al difunto entre sus pechos.
Yo soy La Lupe
—¡Oye, mi pana! –me dijo Gonza al teléfono intentando mofar la tonada caraqueña–. Che, estamos armando una noche de divas latinas y pensé un personaje para ti. ¿Has escuchado hablar de La Lupe?
Los amores cobardes no llegan ni a amores ni a historias
¿Cuántos amores se cocinaron entre los gustos culturales fraguados en la adolescencia?
«Hablábamos de todo, y siempre terminábamos en desacuerdo: desde si Fito Páez era mejor que Charly García, hasta la temperatura en la que cada uno prefería la leche del cereal. Si yo hablaba del Ave Fénix de los Caballeros del Zodiaco, él respondía con Jean de los X Men. Si yo decía Stephen King él me decía Herman Hesse, y así».
Freak, go home
Supongo que tenía una especie de fe en algo, pero aún no sé qué. Todavía estaba convencido de que tenía el ritmo en mis venas, que sí podría bailar bien y que no estaba perdiendo mi tiempo allí. Sí, algunas veces sólo quería salir corriendo para no volver jamás, pero otras, cuando no me iba tan mal al tener una muchacha frente a mí lista para bailar, a mi mente venían aquellas frases de autoayuda estilo “si piensas en desistir, recuerda la razón por la que empezaste”. Cosas así.
Desde la pecera
Él la veía desde la su pecera: «Cuando la conocí, yo tenía treinta y dos años, un matrimonio fallido a cuestas y una crisis existencial que se intensificó cuando me enganché con ella».
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