Ficción
Regateando con el Diablo
Por Elio Casale
*Imagen creada por el generador de imágenes de Bing.
INT. OFICINA. Vemos oficina oscura, tenebrosa, con luces rojas. El DIABLO, un demonio bastante convencional, dos mil y pico de años, flux, cachos, bigotes, lo que todos esperamos de un diablo, conversa con CARMEN, su secretaria, una señora de unos 60 años, canosa, con lentes y un poquito obesa.
DIABLO
¿A quién tenemos ahora, Carmen?
CARMEN
Un tal Elio Casale, jefe.
Hombre, 46 años. Nada del otro mundo.
DIABLO mira por encima de los lentes mientras escribe en su computadora usando los dos dedos índices.
DIABLO
¿Casale, no?
Hmmm. A ver qué me sale aquí.
Elio Casale.
¿El papá o el hijo?
CARMEN
El hijo, me imagino.
DIABLO
Menos mal.
No iba pendiente de hablar con locos hoy.
¿Revisaste el expediente?
CARMEN
(pasándole una carpeta manila)
Seh, jefe.
La verdad, nada muy destacable.
Alguna que otra cosita aquí o allá,
que le resalté en amarillo.
Todo es bastante normal.
DIABLO
Pero bueno, Carmen, coño,
tú eres el primer filtro.
¡Dame tu opinión, que para eso te pagamos!
¿El tipo vale la pena o no?
CARMEN
Bueno, está bien, está bien, jefe.
El alma del tipo para algo le puede servir.
Ha hecho su cuota de sinvergüenzuras,
como todo venezolano.
Todo el día jodiendo, no respeta a nadie,
un arresto por aquí, un divorcio por allá,
sus marramucias y sus vainas raras,
obviamente sus abusitos y sus excesos,
esto y aquello.
Si me pregunta a mí, un alma ahí medio mediocre.
Las hemos visto peores.
Dice que está dispuesto a lo que sea
para escribir mejores textos.
DIABLO
(sorprendido)
¿Eso es lo que quiere?
¡Tú me tienes que estar jodiendo!
CARMEN
Sí.
DIABLO
¿Eso? ¿En serio?
CARMEN
Ajá.
DIABLO
La verdad yo no entiendo a la gente.
Pudiendo pedir tantas cosas increíbles,
ser millonario, poderoso,
el mejor en la cama,
tener todo lo que desea,
ser inmortal, ¡qué sé yo!
Por aquí viene cada carajo
a pedir esos deseos de medio pelo.
En fin, ¿está ahí?
CARMEN
Sip.
Es el canoso que está ahí,
el que acaba de bostezar.
DIABLO
Bueh, hagámoslo pasar.
Y a los que quedan en la sala de espera, Carmen,
diles que vengan mañana,
que ya estoy cansado
de atender pedigüeños.
Mételes un cuento,
diles que se cayó el sistema,
que salí positivo al Covid
¡qué sé yo!
CARMEN
Okey, jefe.
CARMEN abre la puerta y la sostiene para que entre ELIO a la oficina. Cierra la puerta detrás de sí. El DIABLO invita a sentarse a ELIO con una seña.
DIABLO
Entonces, señor Casale.
Entiendo que quiere venderme su alma.
ELIO
Sí, señor.
DIABLO
Dice aquí la planilla que a cambio quiere
mejorar su talento escribiendo.
ELIO
Eso es correcto.
Haría cualquier cosa por eso.
DIABLO
(finge interés al revisar
carpeta manila delante de él)
Mmmmm… Elio, ¿puedo llamarle Elio, verdad?
Veo que todo está en regla por aquí.
No veo problema en concederte lo que me estás pidiendo.
ELIO
¡Bien!
DIABLO
Eso sí, te tengo que advertir:
por el convenio cambiario que firmamos
en 1779 con el Vaticano,
tenemos que ponerle un precio al alma.
Ya no es como antes —¡qué tiempos aquellos!—
que la gente me daba su alma
y se llevaba de aquí su talento y ya.
A efectos de la tributación, los impuestos y todo eso
ahora tenemos que darle dinero a cambio.
Dinero y factura, antes que preguntes.
¿Estabas al tanto de eso, Elio?
ELIO
Sí.
DIABLO
Muy bien.
Te informo además que el alma
la estamos pagando, las mejorcitas, a 50 dólares.
Las más jodidas a 35.
ELIO
(sorprendido)
¡¿Qué?!
¿Seis horas y media de cola
por piches 50 dólares?
DIABLO
35.
ELIO
¡No me jodas!
Estaba esperando al menos 200, 250.
DIABLO
Bueno, ¿qué te puedo decir?
Piensa que es un precio simbólico;
con el talento que te lleves hoy de aquí
podrás ganar mucho, mucho más.
El DIABLO y ELIO se miran a los ojos por unos segundos. Rompen a reír los dos al mismo tiempo. Un minuto largo de buenas carcajadas.
DIABLO
(retomando la compostura)
Estuvo bueno el chiste, ¿no?
ELIO
Sí. Sí.
Eso es lo que quiero, Diablo.
Poder escribir cosas así.
DIABLO
Bueno, hagamos que eso pase.
Retomemos los negocios.
Hasta hace poco estábamos pagando bien. Muy bien.
ELIO
¿Y qué pasó entonces?
La crisis, me imagino…
DIABLO
¡Nada que ver!
Este negocio de la compra/venta de almas
está blindado contra la crisis.
Es más: mientras más crisis, mejor nos va.
ELIO
¿En serio?
DIABLO
Sí, mi querido Elio.
Un alma como la tuya,
sin muchos logros ni méritos
—sin ánimos de ofender, claro—
podíamos comprarla hace un par de años
hasta por 5.000 o 10.000 dólares,
si nos montabas un buen pitch.
Pero bueno, llegó la pandemia;
y casi toda esa gente que perdió su trabajo
le dio por emprender, ¿sabes?
Aquí se armaron unas colas larguísimas,
como nunca antes se habían visto.
Todo el mundo ofreciéndome su alma
pidiendo que el negocito de cupcakes
o el catering les funcionara,
y bueno, como quien dice,
esos son “Principios de Economía”:
cuando hay exceso de oferta los precios bajan.
Así que bueno, es eso.
Eso es lo que podemos ofrecerte.
¡Lo tomas o lo dejas!
ELIO
Bueno, si eso es lo que es,
no me queda otra.
DIABLO
Y con ese talento que te voy a dar,
bien pudieras escribir un cuento sobre esto,
sobre cómo regateaste con el Diablo.
ELIO
Sí, me imagino.
Los cuatro pelagatos que todavía leen el blog
lo irán a disfrutar bastante.
En fin, señor Diablo,
no le quito más tiempo: tenemos un trato.
Tome mi alma y déme acá
mi talento y mis 35 dólares.
Después de tanta cola
tampoco es que me voy a ir con las manos vacías.
Tome mi alma y que sea lo que Dios quiera.
DIABLO
Epa, coño, a ese no me lo nombres por aquí.
ELIO
¡Uy, verdad! Mala mía.
Perdóname esa.
*Amig@, tú no necesitas vender tu alma para escribir mejor. En vez de eso, puedes inscribirte en el taller Crea material para tu rutina de stand up comedy, que dictará Félix Buenaventura
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