Ficción
Annya Rivas y el goce de escribir
Por Lizandro Samuel
*La imagen de Annya Rivas es de cortesía.
Cuando hablé con Annya, ella estaba terminando su tesis. A día de hoy, la presentó y está celebrando su graduación. Se trata de una cuentista de la que se oyen muchos comentarios positivos.
Nació en Caracas, Venezuela, en 1998. Es licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela. Mención honorífica del Premio Santiago Anzola Omaña y ganadora del XVIII Premio de Cuento Julio Garmendia para Jóvenes Autores de la Policlínica Metropolitana en 2024. Además, se define como “narradora, fanática de los monstruos”.
Esta es la cuarta entrega de la serie de conversaciones con escritores emergentes.
[Lee el capítulo 3 aquí: Verónica Florez y el lugar de la literatura]Entiendo que tuviste una época en Wattpad
¡Sííííí!, ¡sí, sí, sí! Cuando empecé a escribir, empezaron como las redes sociales, los foros, los blogs. En ese momento, estuve varios años rondando blogs y cosas así. Hasta que estaba con unos amigos que me dicen: “Mira, salió una plataforma que se llama Wattpad”. Esos amigos virtuales y yo ingresamos a la plataforma, que era un rincón en la web: un espacio súper pequeñito donde nos leíamos entre nosotros cuatro o cinco que éramos en ese entonces.
En ese momento no era como el boom masivo que es ahora, donde hay historias que tienen millones y millones de vistas; sino que éramos casi que mis amigos y yo, leyéndonos a nosotros mismos. Había como esta curiosidad por la escritura, por la literatura y porque otras personas nos leyeran.
¿Cuántos años tenías?
Tendría como 16. Duré bastante tiempo en blogs, que eran como muy de nicho. Y luego digamos que estuve como en una etapa muy inicial de Wattpad.
¿Y estuviste cuántos años?
Fueron como tres años donde sí estuve publicando muchas cosas. Y la última cosa que publiqué fue en el 2018, un poquito antes de entrar a Letras. Luego, dejé eso ahí. Aún está el perfil, aún está todo, pero realmente ya ni idea de qué ocurre en Wattpad.
¿Y qué te hizo abandonarla?
Estaba intentando escribir en ese momento ciencia ficción y justamente en el 2018, cuando inicio Letras, me llegó un bloqueo brutal; porque Letras es una carrera bellísima, pero en Letras se dice mucho que no intentan formar escritores. O sea, te repiten que si tienes una vocación artística, eso es algo tuyo que no tiene nada que ver con la escuela. Y bueno, creo que a la Annya de 2018, que todavía estaba como en una época muy joven, experimental, eso le pegó muchísimo.
Fue como un shock, yo venía de estar escribiendo y paré. Yo me gradué en el 2015 de bachillerato, pero entré a la universidad a Letras en 2018: luché tres años para ingresar, porque yo quería estudiar Letras. Yo tenía curiosidad de escribir, pero cuando entré me dijeron eso [que allí no formaban escritores] y abandoné la escritura.
Fue un momento muy horrible. Imagínate que mi mamá en estos días me dijo que revisara todos los papeles que tengo del liceo y de la primaria, muchas cosas que escribía sin parar hasta que llegó el 2018 y empecé la universidad. El quehacer de las letras desde la parte más teórica, desde las lecturas, me paralizó. Me dejó en un punto donde yo dije: “Bueno, quizás lo que había sentido con la escritura no eran tan así” y dejé de escribir por completo.
O sea, entrar a la universidad fue creativamente castrador para ti
Creo que sí y creo que la experiencia de muchos de mis compañeros fue similar. Es algo que nos dicen mucho: la Escuela de Letras no forma autores. Y claro, ahorita lo entiendo a la perfección. Pero cuando tenía 20 años, fue un shock. Se creó en mí una idea de que tal vez yo no era alguien hecha para escribir, que tal vez la escritura era algo de quienes nacían con eso. Yo había escrito mi primer cuento en segundo grado, había seguido escribiendo hasta los 20 años. Y paré. Quedé traumatizada. Fue como que me dijeran: “Tú luchaste para llegar aquí, pero esto no es para escritores”.
¿Y hoy día en qué posición estás?
Bueno, mi tesis es de creación literaria. Estoy haciendo un libro de cuentos. Creo que, aunque fue traumático… no traumático… fue difícil. Fue pasar por las etapas de duelo de preguntarme por qué no puedo escribir, sentir que quería escribir y finalmente darme cuenta de que necesitaba escribir.
En los últimos años de la carrera me reencontré con la escritura y ahorita estoy en momento en el que estoy dando mis primeros pasos. La carrera enriqueció las ganas que siempre estuvieron en mí de escribir. Ahorita estoy logrando mis primeros cuentos, siempre que hablo con mi tutor le digo que son como mis bebés, mis hijos: los he sufrido.
Actualmente siento esa necesidad de nuevo de escribir, de hacerlo a pesar de lo que sea. Siento que me sirvió alejarme, aunque en ese momento no lo veía como que me estaba sirviendo para nada.
¿Te ves haciendo carrera de escritora?
Creo que sí. Siento que sí es algo que me gusta tanto, que disfruto tanto, que es una obsesión. Por lo menos, para los seis cuentos de mi tesis, he hecho mapas, borradores, he hecho cualquier cantidad de cosas, porque es algo que me apasiona. Es una de las cosas que más disfruto y me gusta que los otros lean lo que hago.
Tiene como dos caras la labor de escribir. Primero lo haces porque tienes la necesidad de hacerlo. Y en segundo lugar, porque sientes que alguien allá afuera va a entender o va a sentir lo que tú quisiste decir. Siempre que pueda y tenga la oportunidad, voy a estar por ahí escribiendo donde sea.
Entiendo que va a ser siempre parte de tu vida. ¿Pero lo ves como parte de tu mundo laboral?, ¿cómo un vehículo para conseguir la remuneración que necesitas para vivir?
Me gustaría. Yo en cierto sentido siento que es como muy de azar, ¿no?: tener la suerte de poder dedicarte a escribir. En este momento, sí es uno de mis sueños y de mis aspiraciones. Disfruto hacer muchísimas cosas. Pero cuando me siento a escribir es como mi momento más esperado del día. Entonces sí, sí me gustaría hacerlo de forma que pudiera vivir de ello.
¿Sabes que algo con lo que me siento identificado es con tu disfrute por escribir? O sea, siempre miré con sorpresa a aquellos que repetían la cita de Truman Capote, la de que a quien Dios le da un don, le da un látigo también y no sé qué. Gente que sufre mucho la escritura. Y pues yo la disfruto bastante: es algo que necesito hacer. ¿Tú también te has sentido rara disfrutando tanto de algo que otros dicen padecer? Es que te brillan los ojos cuando hablas de escribir.
[Risas] Bueno, siento que mi proceso creativo tiene la parte de sufrir y la parte de disfrutarlo. O sea, tengo un cuaderno donde tengo mapas y mapas de mis cuentos, de lo que ya escribí para la tesis, de lo que estoy escribiendo. Me pasa que cuando siento que ese mapa, esa idea no está como bien estructurada, cuando siento que no fluye… [resopla].De hecho, hay una historia, que sentía que era el último cuento de mi tesis, que me costó mucho llegar a sentir que fluía. No lo estaba disfrutando. La borré dos veces, empecé de cero dos veces con la misma idea. Me sentaba de nuevo, agarraba mi mapa, le agregaba cosas, lo dejaba reposar, lo borraba de nuevo, volvía. Yo estaba ya en negación, diciendo “este cuento no va para el baile”, “este cuento no va a funcionar”. Y me pasó que hace días sentí como que hizo clic, sentí que como que los cabos que quedaban sueltos se unieron y terminé de escribir el cuento en tres horas. Y durante esas horas fui la persona más feliz del mundo, estaba gozando al máximo. Pero anteriormente, sufrí mucho.
Mira, para cerrar el punto de Wattpad, me da curiosidad saber cómo lo miras hoy. Porque por un lado es la puerta de entrada a mucha gente a la literatura. Por el otro, es verdad que hay gente que se ha hecho millonaria a través de Wattpad, como Ariana Godoy. Y por último, hay una postura un poco más crítica de quienes siguen viendo con sospecha o desprecio todo lo que ocurre en la plataforma.
No sé. Yo por lo menos ahorita no sé qué se está escribiendo en Wattpad. Siento que debe de haber muchas niñas como lo fui yo que están dando sus primeros pasos. Yo soy de la generación que estuvo en blogs y todas esas cosas. Por lo menos a mí me daban mucho feedback y eso para mí fue muy valioso. Fueron herramientas que fui puliendo con la ayuda de otros y que es un beneficio que tienen todas las plataformas de publicación que existen, porque ahorita son cientos y cientos de plataformas en las que puedes llevar eso que escribes al otro.
Siento que los puntos de vista suelen ser como blancos o negros. Cada quien tiene la necesidad de escribir diferentes cosas y si ese es el espacio para escribirlas, no puedo juzgarlos. Porque yo estuve en esa situación.
Hace como un año, volví a entrar a mi cuenta y vi que los amigos virtuales de la época en la que yo escribía en Wattpad todavía están allí publicando y haciendo cosas. No todos son fanfics, no todos son romances, sino que mis amigos todavía están en esta trinchera, por decirlo de esa forma, de escribir lo que sienten la necesidad de decir.
Eso me recuerda que en una de las últimas actividades de la escuela de Letras a la que fui, estaba [Alberto] Barrera Tyszka. Él decía que si él hubiese crecido en esta época estuviera en Wattpad, nos invitó a aprovechar los espacios y escribir, pues uno no sabe quién puede estarnos leyendo. Al final es intentarlo, buscar gente que conecte con lo que escribas; y siento que ese esfuerzo de intentar conseguir esos lectores para lo que estás escribiendo es valioso.
Mis últimos años en Wattpad todavía la plataforma no era lo que es hoy en día. Pero me acuerdo que uno estaba en grupos de Facebook promocionando lo que escribía. Era agotador. Actualmente tienes que hacer un esfuerzo muy grande para lograr visibilidad escribiendo independientemente de dónde y cómo lo hagas. Así que si Wattpad te puede ayudar en eso, ¿por qué no?
Y si alguien tiene la oportunidad de ser la próxima Ariana Godoy, pues por qué juzgarla, ¿no?
[Risas] Que la aproveche, sin duda. No la juzgo. Que la aproveche.Hablemos de tu más reciente premio. ¿Qué tal ganar el Julio Garmendia 2024?
Fue una locura. Centauro nació en el taller de narrativa con Mario Morenza. Fue mi tercero o segundo cuento del taller. Él me dice: “Yo creo que aquí hay algo, envíalo”. Pasa el tiempo, sale la convocatoria. Yo estaba indecisa entre enviar ese u otro cuento. Les mandé ambos a Mario Morenza, a mi hermana y a Gabriela Vignati. Mi hermana votó por uno, Gabriela por otro y fue Mario el que desempató. Envié el cuento a última hora.
Yo me olvidé de eso. Pasó mucho tiempo y de repente me llegó un mensaje: “Hola, Annya, es Héctor Torres, ¿te puedo llamar”. Y yo pensando: ¿qué habrá pasado?, ¿qué habrá ocurrido por lo que Héctor Torres me quiera llamar? Yo soy la presidenta del Centro de Estudiantes la Escuela de Letras, pensé que querían hablar conmigo por algo relacionado con eso.
Estaba nerviosísima. Héctor me dice: “Me encanta dar buenas noticias. Esta llamada es para informarte que tu cuento ha sido el ganador del concurso Julio Garmendia”. Quedé en silencio. Nunca me imaginé que podía ganar. Cada vez que a mi hermana o a mí nos dan algún reconocimiento, mi mamá los pone en un lugar visible de la casa. Todavía, cuando veo el premio, pienso: “Qué loco”.
Bueno, pero a ver, ¿de verdad creías que era imposible que pudieras ganar? Por algo habías participado.
Yo soy un ser muy pesimista. Entonces siempre estoy como en el límite de no estar segura de nada. Siempre estoy insegura de todo, yo lo intento siempre pensando en el peor final posible. Y Centauro es un cuento muy raro, ¿okey? Que fue difícil de concebir, el objetivo era que se sintiera como una pesadilla. A Mario le gustó precisamente porque habla el tema del hipismo en Venezuela.
Obviamente, supongo que cuando le preguntaste cuál cuento mandar Mario escogió Centauro. ¿Se puede saber por cuál votó Gabriela y por cuál votó tu hermana?
Gabriela votó también por Centauro. Y mi hermana votó por un cuento que tiene la temática violenta de Zombi. Estos son los cuentos de mi tesis, ¿okey? Todos tienen en común la monstruosidad presentada a través del cuerpo.
Lo último que te voy a hacer no es una pregunta. Voy a caer en el cliché de “más que una pregunta, tengo un comentario”. Y pues es comentarte que entre todos los escritores emergentes que he ido entrevistando eres de las que rezuma más alegría al momento de hablar de la escritura. Eso me pone pues de muy buen humor. Así que en enhorabuena por la buena onda y la buena vibra.
Gracias, gracias, qué bueno. Yo siento que es como un huequito tan pequeño el mundo literario y yo lo disfruto tanto, que a mí me pueden dejar horas ahí. Por lo menos la tesis, que ya los seis cuentos están listos, siento que no la sufrí. O sea, sufrí con los personajes que estaba escribiendo, porque fue mucho de empatizar con realidades: la monstruosidad, la otredad, que son los temas que me llaman, hace que uno empatice mucho con lo que está escribiendo. Pero al momento de que me sentaba a escribir sentía felicidad. Era yo, con un vasito de café, escribiendo a las nueve de la mañana. Estaba en mi peak [risas]. Siento que se sufre, pero también se disfruta.
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