Ficción

Elio Casale: “Creo que el humor no tiene ningún tema prohibido”

por | Dic 4, 2023

Por Lizandro Samuel

¿Todos los comediantes están rotos?

Yo creo que sí, yo creo que para dedicarse a ser comediante tiene que haber como una sensibilidad bien especial que no tiene alguien que trabaje en algo más formal.

Y sí, yo creo que en el fondo todos tenemos nuestro lado oscuro.

Pero, ¿en qué sentido deben de estar rotos?

Bueno, no sé, yo siento que la labor de la comedia es muy de observar, de ver a los demás, de analizar, de estudiar.

Y creo que en el fondo eso también te hace un poquito meditar a ti mismo en tus propios problemas y en tus propias cosas.

Creo que al final termina uno teniendo como un poquito de un lado oscuro ahí, no sé, sufrimientos, dolores, injusticias, qué sé yo, todo lo que uno va viendo en el camino.

Básicamente lo que creo que pasa con cualquier disciplina artística, la diferencia es que como aquí hay gente que está haciendo reír, de repente resulta un poquito disonante para el público pensar que estas personas están padeciendo cosas. Están padeciendo dolores por dentro para poder transformar eso en risa, ¿no?

¿Y no es eso un poquito cansón, sobre todo cuando ya tienes cierto reconocimiento, que todos estén esperando siempre que hagas el comentario ingenioso, el chiste, que los hagas reír?

También creo que la comedia es como una manera de entender el mundo y es como la manera en que uno se relaciona con todo el mundo.

Pero sí, bueno, hay momentos en que no salen, que no nacen, y no sé si la gente espera que todo el tiempo uno esté echando chistes o que esté buscando el comentario irónico o sarcástico, pero sí, hay veces en que uno no está en ese momento.

Hay momentos en que uno no tiene como la vena activa y más bien andas como silencioso, callado, taciturno. Y sí, es algo por lo que todos pasamos, todos tenemos esos momentos.

¿Crees que hacer comedia es mirar la tragedia con humor?

Sí, sin duda, sin duda.

Okey. ¿Cómo aplica eso, por ejemplo, en tu trabajo diario?

La política en Venezuela es bastante tragicómica. Tiene comedia porque tiene muchos personajes que son bien impresentables y que de verdad dan risa, y que dieran mucha más risa si no nos hubiera tocado padecerlos.

Pero también es tragedia porque, bueno, porque eso lo vemos día a día, pues, por tantos errores y tantas sinvergüenzuras.

Hay demasiada gente pasando un mal rato y no se supone que la cosa debería ser así. Todos en Venezuela hemos vivido tiempos mejores y sabemos que podemos estar mejor, que tenemos recursos como para estar mejor. Que haya cosas como el apagón que hubo hace unos años o la escasez de medicina o que haya gente que no tenga dinero para comprar comida no es algo que dé risa, pues.

Esas son tragedias per se. Y uno como comediante trata de conseguirle el ángulo humorístico. Y ahí es donde entra el humor como una herramienta de denuncia, de decir: “Mira eso que estamos viendo día a día y que probablemente a mucha gente haya desensibilizado, eso no está bien”.

Entonces, haciendo un chiste o algún comentario humorístico te recuerdo que eso está pasando y que eso no está bien.

Ahora, ¿tú eres así en tu día a día?; o sea, ¿tú estás abordando todas las situaciones que te van llegando como humor?

Yo no me considero estrictamente un comediante, sino un comunicador social con buen humor. Sí considero que mucha parte del tiempo estoy como buscándole el comentario cómico de las cosas y la vuelta humorística a todo.

Pero si soy así todo el tiempo ya es algo que tendrías que preguntárselo a mi familia o a mis seres cercanos.

A veces, reflexionando un poco, yo siento que nuestra generación es bastante cínica y creo que ese humor también es reflejo de eso, de ese cinismo que tenemos. Somos como muy nihilistas, no creemos en nada, todo nos hace dudar, todo nos causa suspicacias. Obviamente también hemos tenido como un panorama que nos ha llevado a eso.

Y creo que el humor es una manera de reaccionar a tantas cosas negativas que vemos día a día.

¿Notas una diferencia en esa visión con respecto a las nuevas generaciones?

Siento que las nuevas generaciones, y eso es algo que veo incluso hasta con mis hijos, son como más comprometidas, más solidarias, más incluyentes en su pensamiento.

Y eso creo que me da un poquito de optimismo.

También mi lado cínico me dice: “Sí, pero todavía a ellos les falta crecer y todavía ellos no tienen tanto poder en el mundo y tanto peso en la toma de decisiones”.

Pero sí siento que las nuevas generaciones tienen un poquito más de buena voluntad y una buena actitud ante las cosas. Yo sí pienso que en mi generación somos mucho más cínicos y descreídos y egoístas, lo que nos lleva a pensar más en lo nuestro y en nosotros.

Ojo, esa es una simple observación, tampoco es que soy sociólogo. No tengo las herramientas como para afirmar que eso sea algo escrito en piedra, pero sí es mi opinión.

¿Cómo se abordan temas serios desde la comedia? No pensando en los venezolanos viéndonos el ombligo, hablando de nuestra situación, sino en general. Me refiero a hablar de algunos de los grandes temas como la xenofobia, la salud mental, el racismo, etcétera.

Creo que el humor no tiene ningún tema prohibido. Yo creo que de todo se puede hacer humor. Obviamente, también eso va a depender de a qué público estés llegando, qué medio estés usando.

O sea, dependiendo de la ventana por la que estás exponiendo tu contenido, tienes que hacer toda una labor de filtro y de pensar un poco en la responsabilidad que tienes tú como emisor de un mensaje de que puedes decir cosas que hieran y que dañen a terceros.

Pero eso no quiere decir que no puedas hacer chistes. Yo soy un firme creyente de que debe haber libertad. De que todos podemos obtener la libertad de expresarnos, dentro del margen que nos permite la ley. Creo que no debería haber ningún tema prohibido.

Lo que sí creo es que uno como comediante tiene la responsabilidad de estar consciente del medio que usas, de tu alcance, del público al que te diriges. Y de saber que hay ocasiones en las que las cosas que dices pueden hacer daño y saber adaptarte a eso, saber leer tu público.

No es lo mismo si tú haces un show privado para 100 personas, por decir algo, porque esas 100 personas están pagando para ver lo que tú dices, a hacer algo en un programa como, por ejemplo, la Radio Rochela, que era un programa que se transmitía a millones de personas. ¿Me entiendes?

Creo que toda persona, hablo de los comediantes y los generadores de contenido en general, tienen que tener un poquito más de conciencia de la responsabilidad que tienen y el alcance que tienen, y pensar un poco más el efecto que pueden tener sus mensajes.

Ahora, diciéndote eso, sí creo que se puede hacer humor de todo y sí creo que no hay tema prohibido.

Desde un punto de vista técnico, ¿cómo establecer la frontera entre el humor y el bullying? 

Cuando tú haces comedia o cuando tú generas contenido, tú, consciente o inconscientemente, también estás trabajando tu propia marca, ¿no? Estás creando una marca, estás creando un nombre, y muchas veces ese nombre o esa marca es tu carta de presentación ante el mundo y es lo que te permite ganarte la vida, ¿no? Y creo que si tú lanzas un chiste o emites un mensaje que es hiriente, no solo dañas a terceros: estás dañando también tu propia marca y eso te hace daño a ti.

Eso puede hacer que pierdas incluso tu forma de ganarte la vida.

Yo sí siento que la frontera te la trazas tú teniendo idea de la responsabilidad que tienes y el alcance y el público al que te diriges. Porque no solo le puedes hacer daño a otros, te haces daño a ti mismo también.

Entonces creo que la frontera obviamente no existe algo más allá de alguna ley o de algún regulamiento jurídico que te diga qué puedes y qué no puedes decir. Te lo dará mucho la maña de saber leer tu público y te lo dará mucho esa introspección tuya, ese proceso de introspección de saber que lo que tú dices llega a un público y tiene efecto en un público.

No hay manuales que puedan hablar de eso.

¿Consideras que tu trabajo es arte?

Si usamos una definición bien abierta de arte, sí. O sea, es algo que no tiene fórmula científica. Es algo que se hace a fuerza de intuición de qué puede funcionar y qué no.

Ahora, también es un poquito pretencioso, ¿no? Porque es algo que también es tan efímero: uno escribe un texto y eso se lo lleva el viento. Pero bueno, ahí queda. Al final, todo eso se va convirtiendo como un legado de lo que ha sido El Chigüire.

Entonces, yo creo que te respondería que depende de lo pretencioso que uno se despierte ese día diría que es arte o que es simplemente un oficio.

Bueno, voy a ser hasta un poquito más incisivo: ¿tú te consideras artista?

No sé, no sé. Me considero un escritor del promedio, o un poquito por encima del promedio, que quizás en algún momento tenga una buena inspiración y le salga algo un poquito mejor o más memorable. Todavía estoy aprendiendo, todavía es algo que uno va puliendo.

Pero no sé si definirme como artista, no sé. Es que a veces hasta me cuesta aceptarme como comediante, porque no… Me ataca como un síndrome de impostor muy grande. Yo soy comunicador, soy comunicador social, porque eso sí lo estudié y eso sí lo domino un poco más.

Ya lo demás ha sido de ensayo y error; y de ser tan autodidacta en las cosas que ya dependería de cómo te juzgaran los demás, no sé.

¿Crees que en ciertos espacios se toma poco en serio a la comedia?

Creo que hace unos años la comedia tenía mucho menos espacios. O era muy mainstream, o era muy clandestina. Hoy en día existen bares de comedia. Hace unos años eran contados con los dedos de una mano los locales de comedia que existían, por lo menos en Venezuela. Hoy en día existen. O quizás no locales que sean 100% de comedia, pero locales que le dan cabida a la comedia.

Con las redes sociales y espacios como YouTube, tienes otra ventana. O los podcasts. Tienes otras ventanas que antes no existían. Si tú querías hacer comedia y querías estar en televisión, por ejemplo, o te calzabas en el molde de La Rochela, o te calzabas en el molde de Bienvenidos o de Joselo, y ya, no podías salir de ahí. Era básicamente como un monopolio lo que existía. Lo mismo en la radio. En la radio eran muy, muy, muy contadas las emisoras que se atrevían a hacer algo con comedia.

Hoy en día, hay espacios. Se han creado espacios. La gente se los ha luchado a pulso. Y existen más… ventanas para exponerte. Además, tú mismo agarras tu computadora y tú mismo creas tu podcast y lo publicas. Tú mismo lo puedes hacer completo. Es una ventaja que hace 20 años no existía.

Y sí creo que se la toman un poquito más en serio porque los comediantes logran arrastrar gente, ¿no? Y logran este hacer llegar mensajes con efectividad.

Sí, yo creo que es una buena época la que estamos viviendo para la comedia. Y por otro lado, si lo ves desde el punto de vista de negocio, tienes tipos como Chappelle, que logran contratos millonarios para hacer un show de comedia.

Sin embargo, cuesta ver en los nominados a mejor película del año en los Oscar, y creo que en casi cualquiera de los grandes premios de cine del mundo, una película de comedia. Cuando se revisa la lista de los libros más importantes que arma New York, New York Times, El País y todos estos medios relevantes, cuesta que entre los 50 libros que ellos consideran del año haya un libro que sea principalmente de comedia. O lo mismo con, no sé, algún grupo musical que tenga un corte principalmente de comedia.

Sí, sí. Bueno, con esa óptica sí, eso sigue pasando, pero bueno, también son listas que responden también a otros criterios. La Academia siempre va a escoger el mismo corte de películas, y eso ya es casi que una fórmula. De hecho, creo que los estudios ya la saben: hay películas que apuntan a eso.

Pero bueno, hay espacios para la comedia, y eso antes no existía, y como somos una sociedad interconectada y cada vez más grande, yo creo que hay espacio para todos, y hay chance de ganarse la vida haciendo comedia.

Entender la producción cultural de una sociedad nada más por el criterio de la Academia, te va a cerrar la puerta a un montón de otras cosas que se están haciendo, no solo de comedia, también experimentales.

Okey, y desde tu punto de vista como consumidor, ¿a ti te habla al mismo nivel de sensibilidad o de profundidad una tragedia que, por ejemplo, una comedia? ¿Puedes llegar a conmoverte al mismo punto y ser tan significativo en tu vida una obra de comedia como una obra, por ejemplo, de drama? 

Sí, sí, sí. A mí siempre me ha gustado mucho el cine y la televisión. Pero no soy… no me cierro a ningún género. Y con la música me pasa lo mismo, y con los libros también, o sea, no… Me llega por igual, y me disfruto mucho los dramas también. No tengo inconveniente con eso.

¿Podrías escribir desde las tragedias y desde los dolores de tus seres queridos? ¿Hacer comedia de eso?

Sí, sí, sí. Sin duda. Sin duda. Es que los eventos ocurren y tú te los puedes o no tomar en serio o tomar en serio. Y eso no cambia el evento que ya ocurrió. Simplemente cambia el discurso o la manera de entender lo que ya pasó.

Y cualquier evento que sea traumático o trágico para mí o para familiares o para personas conocidas, que uno los aborde desde la comedia no implica un irrespeto a lo que ya ocurrió. Simplemente es como verle la otra cara a la moneda.

Hacer comedia no implica burlarse de eso. Hacer comedia puede crear algo positivo de una tragedia. Y puedes crear un mensaje que sea útil para personas que estén pasando por una tragedia similar o que puedan relacionarse o ser empáticos con eso.

Obviamente tienes que tener tacto. Tienes que entrarle con cuidado, sobre todo si va a ser algo basado en algo que le ocurrió a alguien cercano a ti. Pero no creo que sea algo prohibido.

Bueno, vamos a con unas preguntas rápidas y luego terminamos.

Vale.

¿Tu talento se lo debes al pacto que hiciste con el Diablo?

No. El diablo nunca me respondió.

Pero hay pruebas que dicen otra cosa. 

Sí, sí, sí. Pero todo eso lo he escrito porque nunca me respondió. Estoy muy picado con él.

¿Cuántas fotos al día le tomas a tus hijos? 

Esteh… creo que nunca son suficientes, pero obviamente el límite me lo dictará la memoria del teléfono.

¿Tú te ríes de tus chistes, Elio? 

Sí, a veces me río de mí mismo hasta cuando lo que hago no son chistes. Me río de mí mismo. Es muy fácil.

Ve la entrevista completa en la que Elio Casale hable sobre el humor:

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